sábado, 31 de octubre de 2015


Mal negocio haríamos en cambiar la Historia por las supuestas enseñanzas  de una telenovela. Lo que sí nos sirve es para poner de relieve el profundo vacío que existe en la educación sobre la formación histórica de las nuevas generaciones, aspecto indispensable para mantener viva la identidad cultural de una nación; este descuido trae graves consecuencias, una de ellas dejar que a la juventud la eduquen preferentemente los medios de comunicació

Ya han pasado bastantes capítulos de “Pablo Escobar, el patrón del mal”, como para formarse una idea completa de esta narconovela cuyos realizadores se propusieron narrar la “historia” bajo el prisma de las víctimas, porque incluso entre ellos hay familiares de Luis Carlos Galán y Guillermo Cano, dos prominentes mártires de la violencia del capo. Mi impresión es que los esfuerzos narrativos, técnicos y estéticos, lo que han logrado crear es un espectáculo-negocio televisivo de primer orden que opaca todas las buenas intenciones de intentar que el país se purificara con la recreación de esos días aciagos. Si pretendían dar una “lección de historia” a las generaciones actuales, el tiro les salió por la culata.
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